con sorpresa y curiosidad sigo viendo como películas, y también novelas, nos acompañan a saborear el poder de las relaciones sociales, y aún más interculturales, en el sanar nuestros traumas del presente y del pasado.
Quizá siempre ha sido así y yo me doy cuenta solamente ahora...
sabemos que alguien que te escucha de verdad cuando necesitas desahogarte es algo que puede cambiar la situación, pero, por ejemplo en la película La cámara de Claire, pasa algo mucho más sutil y profundo, y de una forma poética y a veces divertida.
lo que hacen las dos protagonistas en la película, es acompañarse paso a paso, instintivamente, a asimilar eventos y circunstancias, y con la ayuda de la cámara van a recrear otra memoria sobre un evento traumático, como una despedida basada en una acusación al parecer incomprensible.
gracias al espacio que este nuevo punto de vista permite, los acontecimientos vuelven a fluir, y no se crea el bloqueo que nos quita energía vital.
ver los pasos que conozco como los necesarios para acompañar de forma terapéutica alguien que ha subido un trauma, y verlo en simples y claros gestos de hermandad y de respeto mutuo, me haces recordar que el fin último de mi trabajo es esto.
contribuir con mi granito de arena, para que sea paso a paso más fácil y natural actuar así afuera del espacio protegido de las sesiones, porque creo que eso es el verdadero potencial de la cultura y de la sanación..
siempre más novelas, que leo con encanto para mejorar mi español, hablan de la búsqueda de nuestras raíces, donde podemos encontrar comprensión más profunda de muchos aspectos del presente que nos sorprenden con su intensidad y su misterio.
no es necesario perderse en el pasado, sino honrarlo y integrarlo a lo que vivimos ahora, y así seguramente nos llevará algo precioso.
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