Recibir puede ser algo que se aprende sobre todo cuando nos escuchamos en profundidad y aceptamos percibir su ausencia.
Hacerlo en grupo es algo especial, porque en un espacio protegido se puede experimentar como nuestro sistema nervioso se relaja y nos permite recuperar espacios perdidos.
Cuando cada un@ tiene su propio tema, y al mismo tiempo se elige un hilo conductor común como Aprender a Recibir, una gran coherencia y más fuerza se crean.
Continuar con ejercicios en el día a día nos permite ver y agradecer los resultados del camino y confiar en los cambios.
El pensar puede ponerse al servicio del sentir y así simplemente, ayudarnos a ser más complet@s.
La acogida en la Finca Tisalaya por parte de Siona nos ayuda a enraizarnos en el espacio y recibir confianza en el proceso, y la característica itinerante del taller nos arraiga aún más.
¡Y si! Hay castaños en Lanzarote, y hacer rituales acerca de ellos, compartiendo dátiles y historias de otra cultura, nos abre a reconocer la diversidad que nos enriquece
gracias a tod@s l@s participantes, visibles y invisibles :-)
¡¡¡Hasta la próxima!!!